Hace unos cuantos días, recordaba con mis alumnos el origen de algunas palabras que utilizamos comunmente y que son el resultado del mal uso de una original, de una marca o bien de una mezcla de elementos que terminaron por "acresentar" nuestro ya diverso idioma español.
En muchos casos, causaba impresión el hecho de tener como correctas palabras de origen curioso o incierto; como Chicle (derivado de la marca norteamericana Chiclet´s).
Entre estos casos, conversabamos de las teorías del costarriqueñismo "TUANIS"; así que les dejo las dos versiones de la historia, para que ustedes puedan tomar su decisión.
1. La palabra "tuanis" es un híbrido del anglisismo "To nice".
Esta es de las versiones más comunes y extendidas en el país, y ciertamente tiene lógica por el parecido fonético y el significado de ambas. (Algo tuanis es algo bueno)
2. Por otro lado, se dice que durante la pasada guerra civil de 1948, en el conflicto los grupos armados empezaron a utilizar algunos sistemas de claves para poder cifrar sus mensajes. Dentro de estos sistemas, es era muy popular el conocido como "clave malespín", (Original del militar salvadoreño Francisco Malespín, más info aquí)
En esta clave, las letras se intercambian según el código; a por e; i por o; b por t; p por m .
En este caso, cuando el reporte debía indicar que algo era bueno, se codificaba como tuani; situación que se extendió y que por las bondades del idioma, terminó pluralisandose hacia el uso de TUANIS; sea lo mismo algo BUENO.
Un dato curioso para la interpretación de cada uno.
Saludos.
martes, 30 de agosto de 2011
miércoles, 24 de agosto de 2011
El papel de la educación en la sociedad costarricense
Desde cualquier perspectiva, histórica, teórica, teológica, social o psicológica; la educación se ha percibido como eje central del desarrollo humano en todas sus áreas; es el disparador de nuestros valores, filosofías, creencias y condiciones; un sistema del que salimos para enfrentar esas mismas características desde miles de perspectivas diferentes; es así, sin duda, la educación, junto a la familia una plataforma de despegue en la vida de cualquier ser.
No obstante, el autor Juan Rafael Quesada nos cuestiona si el “valor histórico” de la educación ha sido el creador de esta historia de paz y desarrollo de la que nos gozamos o si es más bien la educación una consecuencia directa de factores y circunstancias que dan el ser costarricense de hoy día. Sin importar la respuesta que se tenga, el papel de la educación como eje integrador y vínculo de las personas a una sociedad, al entorno social y humano (parece lo mismo, pero a la luz del análisis puede ser diferente.), es determinante en el caso de repasar la historia de un país.
Es relevante desmenuzar las perspectivas teóricas de los especialistas del área, en directa confrontación con las realidades de distintas clases sociales, desarrollando: El papel de la Educación en la integración de la sociedad costarricense. Es claro que todo avance en los procesos educativos de los seres humanos traerá etapas de integración, socialización, búsqueda del sentido de pertenencia, etcétera; por tanto, se analizaran distintos alcances teóricos sobre el quehacer y obligaciones de la familia en estos amplios procesos integradores y se desarrollará un análisis crítico de éstos, a la luz de las realidades percibidas y vividas en la en nuestro mundo actual.
Asimismo, se plantearán las soluciones o recomendaciones pertinentes a este tema, bajo una filosofía holística que permita ser retomada en cualquier caso específico sin distingo de características, una ventana a preguntas que no siempre tienen respuesta, muchas veces por falta de interés.
Es así como el análisis de la génesis educativa costarricense, parece ser necesario; no solo por su valor histórico, Ilustración, Cortes de Cádiz, Período Colonial, etc; sino también porque es necesario replantear el valor que hoy en día se le da y reencontrar una respuesta a la pregunta de ¿Para qué se educa?
Teniendo como base la definición o perspectiva de educación, mayoritariamente aceptada, se puede desglosar los alcances del tema en cuestión, a través de un pensamiento base, “no se contaran en toda ella, cuarenta hombres de mediana capacidad…” “En todo el territorio de La Lajuela apenas se encuentran seis sujetos que sepan leer y escribir…” (Quesada, Juan Rafael, Educ. y Ciudadanía, 2007, p.96). Esta es la realidad, citada en época de la Colonia, pocas veces racionalizada por el común de los dedicados al ámbito educativo, tanto docente como investigador; que deja en claro que desde siempre, se ha ligado nuestro país a una educación para establecer su desarrollo histórico; aunque en un inicio haya sido casi una dependencia de los pocos letrados costarricenses.
Siendo claros que la realidad educativa y ciudadana de Costa Rica, no esta ligada a sus grandes avances coloniales en educación, sino más bien ésta a ser consecuencia de una serie de acontecimientos históricos que calaron hondamente en la construcción de nuestra identidad nacional; queda por preguntarse que debemos hacer de aquí en adelante, para retomar ese ideal educativo (haya existido o no) de cara a los retos del siglo XXI.
La lucha por lograr procesos de educación holística; ligados principalmente a una evaluación integral y objetiva; han logrado que el valor fundamental de la educación costarricense empiece a dejar de ser un concepto abstracto y teórico. La educación deja de parecer ligada a un número calificador o a una emoción pasajera que hace que alguien administre los resultados y desarrollo de los y las jóvenes, guiado por impulsos sin base alguna. Empieza a tener otro significado, parece sugerirnos otras cosas. Posee una fuerza etimológica inesperada.
Esta nueva concepción nos expresa definitivamente un valor, nos habla de la necesidad del compromiso. Guarda dentro de sí el concepto de justicia, de cambio favorable y de consecuencia entre las teorías y las puestas en práctica. El concepto de educación empieza a sugerirnos la posibilidad de transformar, de mejorar y no sólo de colaborar, de sumar o de puntuar los avances.
Dentro del proceso de medir el desarrollo de los estudiantes, es necesario dejar establecido de previo lo que hoy hacemos de cara al futuro, no corresponden al único medio existente para los profesionales en educación, es solo una base para desarrollar a futuro mejores perspectivas en cuanto al perfil de país que se quiere lograr.
En consecuencia con lo anterior; es necesario y casi urgente, iniciar el “desaprendizaje” del concepto obsoleto en los y las maestros, profesores, estudiantes y padres de familia; de ver la educación como una “experiencia” obligatoria, debemos cambiar este hecho que el autor Juan Rafael Quesada nos expone, lograr en esta generación que el futuro de Costa Rica sea consecuencia de nuestra educación y no un efecto rebote de situaciones del pasado. Educación va más allá del solo cálculo numérico de los avances, es un proceso integrador de todos los contextos donde se desarrolla la enseñanza-aprendizaje; siendo entonces la base que solucione los retos del país.
En la medida en que seamos reeducados, eliminaremos esos pasajes históricos de ser “práctica educativa medieval de maestros y aprendices, una enseñanza doméstica del siglo XVI” (Quesada, Juan Rafael, Educ. y Ciudadanía, 2007, p.145). Ahora bien, es importante que se involucren todos los miembros del núcleo familiar, no viendo al niño o joven como una meta en común, sino como un desarrollo natural de crecimiento que tenemos y vivimos todos los seres humanos tanto en si mismos como con nuestros semejantes; entendamos: No hay que educar al niño para hacer dinero… hay que educarle para ser ente activo y agente de cambio en su país y sociedad”.
Habiendo educado con respecto a la ruptura de paradigmas, es imprescindible entender que ésto es apenas el inicio de una labor de compromiso y esfuerzo, pues se lucha con un entorno preestablecido y anquilosado; la educación sigue siendo homogenizada y éstas tendencias mencionadas no dejan aún de verse como “privilegios” o “regalos” para los estudiantes. Para educar en sentido completo de la palabra; se debe, como educadores, ser garantes de este proceso y punta de lanza como lo vimos; debe eliminar las “diversidades” de antaño; “…la única diversidad educativa que se consideraba en el hogar era el género. …las mujeres se educaban de una manera y los hombres de otra…”. Hoy en día, debe existir una educación heterogénea, pensada para las realidades de los y las estudiantes, junto a sus familias; programas que permitan que los alumnos logren por diversos caminos el desarrollo máximo de sus potencialidades, una concepción clara de lo que deseamos ser.
Finalmente, no debe obviarse que el proceso educativo, en la medida de lo posible, no termina con la escuela o colegio; la “formalidad” no es limitante de los sueños, del crecimiento individual de cada estudiante, razón por la cual es importante finalizar con este apartado, por momentos pocamente explorado.
La búsqueda de soluciones será el resultado de un futuro, de los individuos y una de una sociedad que despertó a las necesidades de su país, que toma conciencia y que enfrenta las transformaciones que su país necesitada. Pasemos más allá de proponer, a la acción de retomar el ideal de costarricenses que queremos.
Reflexionemos en lo expresado por el autor Quesada: “…desde los albores de la vida republicana, la esperanza en la educación ha constituido un elemento primordial en el imaginario costarricense. Por eso, tal vez hoy como ayer, siga teniendo vigencia el deseo de hacer coincidir el sueño con la realidad. Esa debe ser la tarea del ciudadano de hoy y mañana” (Quesada, Juan Rafael, Educ. y Ciudadanía, 2007, p.171).
Esta nueva realidad de sembrar futuro, de ver acción más que las palabras; nos expresa la urgencia de un cambio, nos expresa la necesidad del compromiso. Siendo con ello la urgente realidad de crear, dar, sentir y forjar en los sueños, las risas, las carreras y mejillas sonrosadas de nuestros niños, los ideales de los jóvenes y, la acción… la suya y la mía hacia dejar este mundo en mejores condiciones de cómo lo encontramos.
Educar para la solidaridad
Costa Rica lo necesita; nuestros niños también…
Los esfuerzos por gestar un modelo de educación basado en la vivencia de valores sociales, la lucha sin cuartel contra las explotaciones infantiles en trabajo, sexo y la urgencia en la vivencia real de derechos en niños, niñas y adolescentes, han logrado que el valor fundamental de la solidaridad empiece a dejar de ser un concepto abstracto y teórico. La solidaridad deja de parecer ligada a una emoción pasajera que hace que alguien done u ofrezca algo por un necesitado en un impulso que sólo dure un instante o unos minutos. Empieza a tener otro significado, parece sugerirnos otras cosas. Posee una fuerza etimológica inesperada, una posible solución… a casi todos nuestros problemas.
Esta nueva concepción de la solidaridad, la realidad de ver, en el caso de los jóvenes futuro de Costa Rica, el momento de la acción más que las palabras; nos expresa definitivamente un valor, nos expresa la necesidad del compromiso. Guarda dentro de sí el concepto de justicia, de cambio favorable y de comunidad. El concepto de solidaridad empieza a sugerirnos la posibilidad de transformar, de mejorar y no sólo de colaborar, de ayudar o de asistir, nos reta a la acción, a ser más que palabras.
Estamos logrando dejar atrás un período de indiferencia y de no participación: nuestra sociedad parecía estar refractaria a las necesidades de los demás y su capacidad de dar estaba retraída. Estamos vislumbrando entonces, lo que debería ser el próximo paso: ¿Cómo pasar los y las costarricenses de esta ráfaga de caridad, de esta respuesta puramente emocional y a veces pasajera, a una respuesta más permanente, más constante? ¿Cómo pasar de esta solidaridad emocional, de esta solidaridad de catástrofe a una actitud perdurable, sostenida en el tiempo, una determinación de toda la sociedad que contemple al prójimo de forma permanente?
Este tipo de madurez educativa, solidaria que puede alcanzar una sociedad, una comunidad, un país o un mundo en donde en forma permanente “se tiene en cuenta” a los más desprotegidos, es lo que se ha denominado una nueva cultura solidaria. Esto es educación para la prevención, no es lamentándonos como solucionamos la realidad en que vivimos, más que explicaciones y estadísticas de explotación, derechos y vivencias en niños y jóvenes, tenemos la opción de crear diferencia, de educar en solidaridad, educando así en una prevención que debe existir.
La cultura solidaria es el resultado de un individuo o de una sociedad que prestó atención a las necesidades de sus semejantes, que reflexionó al respecto y que decidió intentar transformar positivamente la situación de su prójimo necesitado. Es una respuesta concreta generada por la propia comunidad, a temas que la afectan y le preocupan: la escuela, los transplantes, el SIDA, las catástrofes, los ancianos, los discapacitados, entre tantos otros; por que no, la realidad de nuestros niños, sus derechos en algo más que una hoja, la prevención – nuevamente prioritaria- antes que las lamentaciones.
No pertenece a uno o a algunos. A todos nos abarca y a todos nos contiene: religioso, político, intelectual, empresario, social, privado y público. Es también imposible que sólo el sector político, sólo el económico, o que sólo las organizaciones encuentren una manera de desarrollar y difundir esta cultura de acción inmediata, que dé respuestas concretas y permanentes a los que viven y sobreviven con enormes limitaciones, sin valorar su futuro, sin contar las navidades, sino los días de vacaciones, oyendo de derechos en afiches y no en realidades.
Es complejo, es necesario…. Eduquemos desde niños, actuamos más, todo será siempre para lamentarnos menos…
Dijimos que eran el futuro...
Parafraseando, podemos rescatar que “Cada país tiene el futuro que merece”. Cuan consientes estaremos de la realidad que vivimos, del futuro que tendremos si solamente nos cegamos a hablar en lugar de ser acción y ente decisivo en el futuro costarricense.
Cuando se escucha “los niños, el futuro...”. los derechos se mencionan en marchas, en afiches de una manifestación, pero no pasamos de asustarnos ante las verdades de explotación sexual infantil, de explotación laboral, de tener leyes que no se cumplen, de ser cómplices silenciosos de una cultura de explotación, de abuso, de argollas... En una sociedad donde “colarse” en las filas, lograr el “éxito” a “costillas” de los demás, ser el mejor por llegar de primero sin importar como esto suceda, no puede esperar un futuro más allá de sociedades corruptas, declive y desazón para los hijos y próximos responsables de nuestra sociedad.
Las soluciones deben hacerse claras, de atención prioritaria, de terminar con los proxenetas, abusadores y explotadores de nuestro futuro, de quienes gastan el futuro de nuestros hijos desde hoy, de quienes consumen el futuro de una patria sin piedad... eso hay que resolverlo desde ahora, pero hay que atacar con más fuerzas las raíces, la educación en valores que hagan de los derechos de niños y seres humanos en general algo real e impregnado desde siempre en la conciencia de quienes hoy forjamos esas bases, es hacer algo, dar un paso, ser ejemplo, participar, con un pasito o con muchos, con lo que sea...
La reflexión urge: que hacen las sonrisas trabajando trece horas diarias, por qué las rondas no son en las calles para divertir, sino para llorar; por qué las rayuelas se cansan de esperar, la hora libre para jugar... casos de horror, por qué un niño es proyectado sexualmente antes de aprender a sumar correctamente, no han sido recurrentes las respuestas, que por años escuchamos como prioridad... prioridades que cumplen años y envejecen sin cambios.
Derechos: en la teoría a los que no renunciamos
Niños: alegría, risas, esperanza, sueños, la oportunidad de hombre de enmendar su camino y tener el mundo que siempre a anhelado.
Como un grito ahogado en la sombra de la impunidad de culpables, como ayuda que urge para tener conciencia tranquila y futuro para nosotros; así, este ensayo que llega como cúmulo de opiniones y llamado en desesperación: Es hora de actuar, de vivir, de ser realmente agentes de cambio en procesos de enderezar el camino que ha sido desviado de años atrás.
Es una inversión, un proceso de apertura y conciencia a las necesidades reales no solo de la juventud, sino de un país que debe basar su sociedad en los que hoy son niños, en los que vemos abusados y explotados, a veces hasta la muerte.
La búsqueda de soluciones será el resultado de un futuro, de los individuos y una de una sociedad que despertó a las necesidades de su país, que toma conciencia y que enfrenta las transformaciones de su sociedad necesitada. Pasemos más allá de las lamentaciones de enfermedades y las catástrofes (que casi siempre provocamos los hombres mismos), entre todas las otras necesidades; por que no, la realidad de nuestros niños, sus derechos en algo más que una hoja, la prevención – nuevamente prioritaria- antes que las lamentaciones.
Esta nueva realidad de sembrar futuro, de ver acción más que las palabras; nos expresa la urgencia de un cambio, nos expresa la necesidad del compromiso. Siendo con ello la urgente realidad de crear, dar, sentir y forjar en los sueños, las risas, las carreras y mejillas sonrosadas de nuestros niños, derechos reales y permanentes que no lean y se discutan, que se vivan y se creen en la base de una inversión... la suya y la mía hacia dejar este mundo en mejores condiciones de cómo lo encontramos.
Servir
Recientemente escuchaba entre mis alumnos y amigos, la historia de un hombre alcoholico que, en un momento de fama, expresó al mundo su teoría de dar ese esfuerzo extra, de no darse nunca por vencido, sino tener la fuerza para lograr lo que te propones. El conocido FUAAAA!
Esto me hace pensar, cómo es nuestra actitud hacia lo que Dios nos manda a hacer; somos acaso de los que damos el máximo, o de los que nos conformamos con "estar dentro".
El dar el máximo en el servicio a Dios, implica tener en cuenta nuestro llamado: "Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica”
EFESIOS 2:10 (NVI)
Y una vez teniendo claro que nos pide Dios, pues debemos realizarlo con excelencia, dedicando nuestras fuerzas a cumplir lo que el nos ha llamado a hacer.
No importa si nuestro trabajo es el más humilde o el de altos puestos de mando; lo que nos va a distinguir es la calidad, el compromiso y el amor con que hagamos las cosas. No se trata de qué hagamos, sino de cómo lo hacemos.
Dios nos manda en Su Palabra ha realizar todas nuestras acciones basados en la excelencia:
¿Cómo estas trabajando hoy, para el día a día? o estás llenando tu vida de actitud positiva y realizando con excelencia tu labor?
Esto me hace pensar, cómo es nuestra actitud hacia lo que Dios nos manda a hacer; somos acaso de los que damos el máximo, o de los que nos conformamos con "estar dentro".
El dar el máximo en el servicio a Dios, implica tener en cuenta nuestro llamado: "Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica”
EFESIOS 2:10 (NVI)
Y una vez teniendo claro que nos pide Dios, pues debemos realizarlo con excelencia, dedicando nuestras fuerzas a cumplir lo que el nos ha llamado a hacer.
No importa si nuestro trabajo es el más humilde o el de altos puestos de mando; lo que nos va a distinguir es la calidad, el compromiso y el amor con que hagamos las cosas. No se trata de qué hagamos, sino de cómo lo hacemos.
Dios nos manda en Su Palabra ha realizar todas nuestras acciones basados en la excelencia:
“Todo lo que hagan, háganlo de buena gana, como si estuvieran sirviendo al Señor y no a los hombres. Pues ya saben que, en recompensa, el Señor les dará parte en la herencia. Porque ustedes sirven a Cristo, que es su verdadero Señor”.
Colosenses 3:23-24 (Dios Habla Hoy)
¿Cómo estas trabajando hoy, para el día a día? o estás llenando tu vida de actitud positiva y realizando con excelencia tu labor?
viernes, 5 de agosto de 2011
Nosotros dijimos que "estaba bien"!
En la entrevista que le hicieron a la hija de Billy Graham en el Early Show, Jane Clayson le preguntó: “¿Cómo pudo Dios permitir que sucediera esto?“ (se refería a los ataques del 11 de septiembre de 2001).
Dijo: “Al igual que nosotros, creo que Dios está profundamente triste por este suceso, pero durante años hemos estado diciéndole a Dios que se salga de nuestras escuelas, que se salga de nuestro gobierno y que se salga de nuestras vidas ... Anne Graham dio una respuesta sumamente profunda y llena de sabiduría.... siendo el caballero que Él es, creo que se ha retirado tranquilamente. ¿Cómo podemos esperar que Dios nos dé Su bendición y Su protección cuando le hemos exigido que nos deje estar solos?”
A la luz de ciertos sucesos recientes... ataques de terroristas, balaceras en las escuelas, etc.,
... creo que todo comenzó cuando Madeleine Murria O'Hare se quejó de que no quería que se rezara en nuestras escuelas, y dijimos que estaba bien. Ella fue asesinada y hasta hace poco que se descubrió su cuerpo. Luego alguien dijo que mejor no se leyera la Biblia en las escuelas... la Biblia dice no matarás, no robarás, amarás a tu prójimo como a ti mismo. Y dijimos que estaba bien.
Luego el Dr. Benjamín Spock dijo que no debíamos pegarle a nuestros hijos cuando se portan mal porque sus pequeñas personalidades se truncarían y podríamos lastimar su autoestima.
..."Dijimos que los expertos saben lo que están diciendo. El hijo del Dr. Spock se suicidó. Y dijimos que estaba bien".
Luego alguien dijo que los maestros y directores de los colegios no deberían disciplinar a nuestros hijos cuando se portan mal. Y dijimos que estaba bien.
Los administradores de las escuelas dijeron que más valía que ningún miembro de la facultad de las escuelas tocara a ningún estudiante que se porte mal porque no queremos publicidad negativa y por supuesto no queremos que nos vayan a demandar (hay una gran diferencia entre disciplinar, tocar, golpear, cachetear, humillar, patear, etc.). Y dijimos que estaba bien.
Luego uno de los consejeros del consejo de administración de las escuelas dijo: ya que los muchachos siempre van a ser muchachos y de todos modos lo van a hacer, démosle a nuestros hijos todos los condones que quieran para que puedan divertirse al máximo, y no tenemos que decirle a sus padres que se los dimos en la escuela. Luego alguien dijo, dejemos que nuestras hijas aborten si quieren, y ni siquiera tienen que decirles a sus padres. Y dijimos que estaba bien.
Luego alguien dijo: vamos a imprimir revistas y periódicos con fotografías de mujeres desnudas y decir que esto es una apreciación sana y realista de la belleza del cuerpo femenino. Y dijimos que estaba bien. Ellos tienen derecho a su libertad de expresión.
Y luego alguien más llevó más allá esa apreciación y publicó fotografías de niños desnudos, llevándola aún más allá cuando las colocó en Internet. Y dijimos que estaba bien.
Y dijimos, no es más que diversión, no tiene efectos negativos, de todos modos nadie lo toma en serio, así que adelante. Y dijimos que estaba bien.
Luego la industria de las diversiones dijo, hagamos shows por televisión y películas que promuevan lo profano, la violencia y el sexo ilícito. Grabemos música que estimule las violaciones, las drogas, los suicidios y los temas satánicos. Y dijimos que estaba bien. Y dijimos que estaba bien.
Ahora nos preguntamos:
¿Por qué nuestros niños no tienen conciencia?, ¿por qué no saben distinguir entre el bien y el mal?, y ¿por qué no les preocupa matar a desconocidos, a sus compañeros de escuela, o a ellos mismos?
Probablemente, si lo pensamos bien y despacio, encontraremos la respuesta:
Todo tiene que ver con que “ LO QUE SEMBRAMOS ES LO QUE RECOGEMOS”.
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